Debo cerrar la ventana.

Fue, y paso....
Una época en la que me sentía muy creativa, inspirada..
Se me dio por registrarme en un foro de jóvenes escritores, y jactarme con varios amigos de aquello. También pinte, dibuje y rompí.
Todo lo hacia muy segura, con la frente en alto; me dispuse a leer una y otra vez mi ultima historia, de aquella chica dispuesta a viajar, viajar en todo sentido. Tuve el conflicto y el desenlace de la historia en mi cabeza por todos esos días que duro ese éxtasis de bienestar.

Luego una noche me desperté, y cuando logre insertarme en el día, me di cuenta que se había ido.
Se había ido esa chica que suele invadirme de vez en cuando, y hacerme hacer cosas que normalmente creo no poder hacerlas.
Se esfumo entre las pesadillas y los sueños de laberintos, me dejo el mismo sabor amargo de siempre, y así desapareció.
Chau frente en alto.
Chau inspiración.
Chau placer.
Chau historias.

Solo espero que vuelva pronto mi segundo yo, aquel que anda rondando por ahí, viviendo todas las cosas que no puedo, y que luego escribo gracias a sus vivencias.

De alguna extraña manera es saber como mi cuerpo se divide en dos, y uno es el libre, el que experimenta, la mitad de mi alma que disfruta y la pasa bien.
Y la otra mitad se queda acá, en mi habitación, escuchando música, viendo películas, y nada mas.
La mitad que esta conmigo ahora, no para de reprocharme, porque dejo ir a la aventurera, me reprocha que dejo abierta la ventana y así ella logra escaparse del infierno que hago que viva.

Cuando están mis dos mitades juntas, mi mente es una guerra, y un final ... todo el tiempo.
Ninguna de mis mitades se pone en mi lugar y en vez de entenderme generan contradicciones cada vez mas grandes y no encuentro mejor forma que largar y alejarme de aquella que me hace sufrir por proponerme todo aquello a lo cual no estoy preparada.

Ese mecanismo de defensas del que todos hablan, es esa mitad que me deja y vuelve todo el tiempo.